Los ciudadanos de Eisenach esperan impacientes la llegada de Isabel (Elisabeth), la hija del rey de Hungría, la cual llega con 4 años a las tierras del landgrave de Turingia Hermann I, para crecer en el círculo familiar de su futuro esposo, el sucesor al trono Luis de Turingia Hesse (Ludwig).

Pronto caerá en una isolación solcial, ya que no es considerada por la familia como miembro íntegro de la misma. Solo su futuro esposo Luis (Ludwig) y su doncella Guda consiguen crear un vínculo amistoso y de confianza con ella. Isabel (Elisabeth), a medida que pasa el tiempo, se va revelando contra su posición feudal. No acepta su participación en los acontecimientos de la corte y la vida en abundancia. Esto la llevará a tener a la corte a su contra desde muy temprano.

A Isabel (Elisabeth) le falta, a causa de su desarraigo familiar, la confianza en las relaciones humanas y encuentra refugio en Dios. Busca su paz interior en rezos y en rituales religiosos. Al morir el landgrave Hermann de forma repentina, Luis (Ludwig) toma posesión de la regencia de Turingia. En la muerte repentina de su padre ve el castigo de Dios por su vida poco cristiana y libertina. Luis (Ludwig) promete a Dios en el lecho de muerte de su padre, responder por sus pecados.

 

En contra de los consejos de sus seguidores, sobre todo de su hermano Emrique (Heinrich) y su madre Sofía (Sophie), Luís (Ludwig) se casa con su prometida Isabel (Elisabeth) por amor y cariño honesto, la cual había conocido desde niña. A la corte le desagrada este matrimonio.

El sabio sacerdote Konrad de Marburgo, predicador de la cruz y confidente del Papa hace saber a Luís (Ludwig) e Isabel (Elisabeth) que desea verles y viaja hasta la corte de Eisenach. En las ascetas carismáticas, Isabel (Elisabeth) encuentra una persona autoritaria como figura de padre y un alma gemela. Se da así cuenta de que comparten los mismos ideales y valores. Konrad por su parte está muy impresionado por la frágil pero confiada jóven condesa. Así se convertirá en su padre de confesión y su guía espiritual. Isabel (Elisabeth) acepta y en el tiempo a venir Konrad se convierte para ella en su modelo a seguir, tanto moral como religioso.

Acompañado de su hermano Enrique (Heinrich), Luís (Ludwig) se encuentra con su esposa Isabel (Elisabeth), la cual va camino de asistir a los pobres fuera de los muros del castillo. Bajo los brazos lleva una cesta y Enrique (Heinrich) insiste en ver lo que hay dentro de la misma. Enrique (Heinrich) ya le había relatado a su hermano acerca de las limosnas derrochadoras que Isabel (Elisabeth) repartía entre los pobres. Mas al Luis (Ludwig) abrir la cesta, solo ve rosas en vez de las esperadas donaciones.

Walther relata fervorosamente su versión del legendario "milagro de las rosas". Asi llegan una vez más a la discusión entre los dos sobre la cuestión si se trata de un milagro o de la verdad.

Luis (Ludwig) abandona Eisenach, para unirse a la guerra por el condado de Meißen. Isabel (Elisabeth) no tiene ningún tipo de comprensión al respecto. Konrad predica las visiones apocalípticas de las revelaciones de Juan (Johannes) y predice el "fin de los días". Con estas visiones apocalípticas aviva el miedo y los sentimientos de culpa de su pupila Isabel (Elisabeth). Como guía espiritual de la misma, le exige obediencia ilimitada por su parte, a la cual Isabel (Elisabeth) accede.

Isabel (Elisabeth) se ve envuelta cada vez más en un conflicto entre su papel como mujer landgrave y la diferencia social que este papel conlleva respecto a los más desafortunados y su identificación con los valores cristianos. Así rechaza sus privilegios aristócratas e intenta, al menos simbólicamente, hacer un esfuerzo para superar las diferencias de su posición social. Vestimentas caras y banquetes son para ella una atrocidad. Por el contrario, se ocupa de los pobres y enfermos. Durante la ausencia de Luis (Ludwig), hace construir un asilo de pobres a los pies de Wartburgo.

Su comportamiento choca con el rechazo abierto de la corte. Sobre todo el hermano de Luis (Ludwig), Enrique (Heinrich), se siente provocado por Elisabeth y no hace ningún secreto de su desprecio hacia ella. Para el, Isabel (Elisabeth) es una amenaza para su virilidad y para su posición social. La única que tiene comprensión por sus actos es Sofía (Sophie) cuyo escepticismo ha cambiado con el tiempo.

Luis(Ludwig) regresa al fin e Isabel (Elisabeth) pasa al lado de su esposo años felices y trae a su primer hijo al mundo, Hermann. La alegre gratitud, que le traen los más necesitados, la llenan interiormente de satisfacción y alegría. Cree haber encontrado el papel, para el que estaba destinada en su vida.

Luis (Ludwig) decide participar, a causa de la insistencia de sus súbditos feudales, en una cruzada junto al emperador Federico (Friedrich) II. El arte de persuasión de Konrad fue decisivo para esta resolución, cuyas intenciones eran por interés propio. Llega el "momento" de la la despedida de los dos amantes sabiendo, que podría ser una despedida para siempre.

Durante la ausencia de Luis (Ludwig) irrumpe una gran época de hambre sobre el país. Muchas personas mueren. Por propia voluntad, Isabel (Elisabeth) decide abrir los graneros del castillo y salva así miles de vidas de personas hambrientas. Enrique (Heinrich) está totalmente fuera de sí debido a los actos voluntarios de Isabel (Elisabeth), mas está atado de pies y manos y no puede hacer nada al respecto.

Entonces llega la noticia de que Ludwig (Luis) muere en su camino hacia Jerusalén debido a una epidemia. Isabel (Elisabeth) toma la noticia de la muerte de su esposo con una tristeza y luto resignados. Einrique (Heinrich), el cual ha tomado posesión de la regencia y operaciones fiscales, destierra a Isabel (Elisabeth) del castillo de Wartburgo. Sofía (Sophie), la cual está enfurecida a causa del comportamiento de Enrique (Heinrich), reniega de su hijo y abandona asímismo el castillo, para estar junto a Guda, al lado de Isabel (Elisabeth).

Isabel (Elisabeth) acepta el destierro sin resistencia, incluso le complace esta situación, ya que, a causa de la muerte de su marido, se ha alejado del mundo. Interpreta la muerte de Luis (Ludwig) como su destino y decide llevar una vida de pobreza y entrega. Seguidamente quiere antender a los pobres y enfermos a efectos del mensaje cristiano de amor al prójimo. Se viste con vestimentas de medigo y pide limosna en las calles. Aquí encuentra una vez más el rechazo del pueblo, ya que estos la quieren como princesa y no como mendiga.

El obispo Eckbert de Bamberg, el tío de Isbael (Elisabeth), viene a Eisenach con la intención de convencela de casarse con el emperador Federico (Friedrich). Esta intención es un tanto egoísta, ya que Eckbert espera de este matrimonio un aumento de poder, influencia y riqueza. Sin embargo Isabel (Elisabeth) rechaza la oferta.

Konrad utiliza el espíritu de sacrificio de Isabel (Elisabeth) y su voluntad para tomar aún más poder sobre ella. Éll mismo se ve como una autoridad aceptada por Dios que debe guiar a Isabel (Elisabeth) a la santidad a través de todos los medios posibles.

Konrad negocia una indemnización por viudedad (pensión de viudedad) para Isabel (Elisabeth) y promete llevársela con él a su ciudad natal Marburgo. Isabel (Elisabeth) incluso deja convencerse por Konrad de dejar a sus hijos bajo la tutela de su cuñado Enrique (Heinrich). Sigue a Konrad hasta Marburgo y decide allí construir un lugar de acogida para enfermos, el cual financia de su indemnización.

Isabel (Elisabeth) se entrega totalmente al cuidado de los enfermos. En el sufirmiento de estas personas ve el suyo mismo. En su caridad encuentra la paz interior que había anehlado desde hace muchos años. El cuidado de los enfermos al igual que su protección hacia los desamparados y a los niños huérfanos, le dan un sentido a su vida. En poco tiempo, su fortuna habrá sido repartida entre los más necesitados y se opone a la voluntad de Konrad, el cual le ha ordenado el limitar sus obras de caridad.

Poco a poco Isabel (Elisabeth) va descubriendo el verdadero rostro de Konrad y sus ansias de poder desmesuradas. Se da cuenta de sus falsos ideales , de los cuales se dejó llevar durante un tiempo. Más tarde Isabel (Elisabeth) recibe visita de su primogénito Hermann. Entretanto este no comparte las visiones de su madre y se ve alejado de ella y no encuentran una base común.

Isabel (Elisabeth) padece un derrumbamiento, del cual no se recuperará núnca más. Agotada por el trabajo duro pero confianda en encontrar la salvación de Dios y en una profunda paz interior, muere a la edad de 24 años.

El Papa nombra a Konrad como el primer gran inquisidor alemán y se hace un nombre persiguiendo a herejes, ejecutándolos y quemándolos. Así descarga el odio hacia sí mismo y el dolor que ha causado la muerte de Isabel (Elisabeth), en sus condenas inhumanas. Finalmente termina por perder la cordura. Acusa al Conde de Sayn de hereje y sostiene que este venera una rana del tamaño de un horno. Quiere llevarlo a la hoguera y subestima la influencia del conde, cuyos vasallos juran venganza asesinando finalmente a Konrad.

Una vez mas Walther y Wolfram llegan sorprendentemente a una opinión unánime. Hacen que el milagro de las rosas suceda por una segunda vez...